La grandeza de los pibes
De un tiempo a esta parte entiendo lo que es estar lejos de casa. Y pensar que hay gente que decía que muchos de estos jugadores pasaron demasiado tiempo en Europa, que les falta argentinismo. Entiendo esa sensación de vivir desde lejos lo que otros hacen y saberlo propio, necesitar ese contacto. Eso que nos acerca. La mayoría de estos jugadores vive lejos, pero volvieron cada vez que se los llamó .Porque ellos así lo quieren, porque en parte para eso lo hacen. Para volver, para no irse nunca.
Saben que están acá, Por todas partes.Y que ya no van a irse. Resurgirán en cada barrio, en cada pueblo, en cada abuelo que les cuente a sus nietos aquel mundial de Brasil. Cuando algún melancólico tenga ganas de asegurar que todo tiempo pasado fue mejor contará sus jugadas; toques; desgarros; llantos; sus goles y levantará la mano como evocando algo al cielo. Ellos serán de acá a la vuelta, siempre.
Llegaron tan criticados como los del 86. A la defensa le falta solidez, Demichelis ya tuvo su oportunidad, Maxi llega fuera de forma por las lesiones. Mascherano ya no juega de volante, ahora es defensor. Rojo juega, solo, porque es de Estudiantes. Romero no tiene continuidad en el Mónaco. El primer cambio de los delanteros no debería ser Lavezzi.
Dejen que hablen y solo sigan jugando. Y riendo. Y llorando. Como los guapos, los tercos, los soñadores. Ojalá esos mismos genios de la crítica ahora se llenen la boca diciendo que no había defectos. La solidez era absoluta, los cambios siempre se hicieron a tiempo, fueron los correctos y la lista de convocados era incuestionable.Lavezzi era el recambio justo. Demichelis es el defensor con mayor jerarquía. Romero siempre fue el titular indiscutido de esa selección. Y dirán que siempre lo afirmaron. Diremos que siempre lo afirmamos. Hasta creerlo.
Ese pibe tímido que se parece a los que en la escuela sacaban siempre 10 y después tenían que tener la bandera en los actos mientras sus amigos se divertían. Es tan raro verlo jugar. Tan distinto. Un gran escritor de nuestro tiempo dijo Messi es un perro (Video), o que le recuerda a su perro de la infancia. Quizás tenga razón. El tipo no se queja, no se tira. Corre la pelota, la busca, la pide y sigue. Esa mirada siempre fija en la pelota. Cuanta magia.
No lo puedo evitar pero cada vez que veo tanta magia y tanta simpleza pienso en los pavos que dicen que te falta viveza, carisma, guapeza. Hay tipos que hicieron mapas verdes de donde te moviste. O dieron explicaciones pseudo-socio-psicológicas de por qué contra Holanda no fuiste tan brillante como se esperaba. Que tres metros allá, que dos para el otro lado. Que Biglia no es Gago, marca más y juega menos. Que te marcan personal oescalonado, que son rápidos y grandotes. Ante tanta genialidad siempre pienso, pibe Vos... jugá, seguí. No escuches nada, o escuchalos y reite. Mirá la pelota y seguí. Si apareciste siempre que hizo falta. Si parece que no estás pero estás. Que nadie nunca pueda decir que no sos guapo. Que sabrán de la guapesa quienes no se bancan las patadas. Si hasta dijeron que para ser capitán te falta geta. No hables, No hace falta. Hay otros que lo hacen muy bien. Vos seguí levantándote cuando te pegan, y pedila, siempre pedila. Seguí hasta que no puedas más. Seguí jugando como un pibito. Como siempre.
Qué lindo va a ser llegar a viejo para contar tantos detalles. Porque las generaciones futuras que lo vean por video se van a quedar con los goles o con tácticas o con los resultados. Pero que hermosos fueron esos detalles. La calesita de Messi ante los porrudos belgas que termina en gol de Higuaín. El zapatazo inesperado ante Irán cuando parecía que nada podía sorprender y nos hundíamos de impotencia. La insospechada rabona del caballero Rojo. El llanto de Masche que queda solo en la mitad de la cancha después de 120 minutos en los que fue el tipo más rudo que se haya visto en una cancha por largos años. Tenía que arrodillarse y llorar, como un chico. El partido con suiza que duró 700 horas. Aunque los videos después lo desmientan, quienes lo vimos en vivo sabemos que duró 700 horas... como mínimo. El Kun yendo a levantar al holandés mientras se festejaba la gran hazaña. Después al contarlo se rió y dijo casi me pierdo el festejo... pero bueno me salió levantarlo. Zabaleta apurando a los médicos para volver a entrar cuando le cortaron la boca. Que lindos son esos detalles. Gracias muchachos por hacerme acordar todo el tiempo lo que es la pasión por jugar. Por hacerme acordar a esos partidos en el patio de la escuela donde cada uno hacía lo mejor que podía para ganar... jugando.
Todos los tipos que estuvieron en la cancha durante este mundial y probablemente los que no también, merecen grandes relatos de sus proezas y seguramente los tendrán. Les dirán héroes. Genios. Y quien sabe cuántas cosas más.Para mí no son eso. Disculpen pero no lo son. Son algo mucho mejor que eso. Son tipos que pese a todo: las críticas, el farandulismo, el éxito, los negocios, las estadísticas. A la hora de las cosas importantes jamás dejaron de hacerme acordar a los pibes que juegan en mi barrio al costado de la vía.
Hace tiempo que creo que en los chicos o en los pibes como se dice ahora, existen virtudes que el tiempo y las distancias no deberían borrar. Son tercos, soñadores, imperfectos, traviesos, corajudos, rebeldes, talentosos, solidarios, alegres. Más allá de gustos y lo que se dirá con el correr de los años. Los que vimos este mundial de cerca o de lejos. Diremos gracias cuando se los nombre. Yo les digo gracias. Gracias por darme la posibilidad de decir que hubo un mundial del deporte más hermoso del mundo en el que mi país fue representado por tipos que tenían la grandeza de jugar como pibes.
Martin Rios